Son tres las ciudades peruanas que hoy poseen centros históricos declarados Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco. Aquellos con acentos coloniales que han sabido cómo mantenerse en pie a pesar del tiempo y los desastres naturales.
En Arequipa se encuentra uno de los mejores centros históricos conservados del país y donde las reliquias coloniales se lucen en cada cuadra: patios interiores con jardines, balcones y plazoletas. Fundada el 15 de agosto de 1540, al pie del Misti, se usó sillar para construirla y en su centro histórico destaca una arquitectura religiosa virreinal de corte europeo y local.
El Cusco es otra prueba del estilo colonial que se entrevera con antiguos vestigios de la época del incanato. Su plaza central está presidida por la Catedral, la iglesia El Triunfo, el templo de la Sagrada Familia y de la Compañía. La flanquean arcos de piedra que sostienen edificaciones llenas de coquetos balcones.
Lima, la capital, ubicada en la Costa, mirando el mar, conserva en su casco viejo casonas y edificios de antaño abiertos a las visitas. Desde espacios públicos como la Plaza de Armas, hasta iglesias como la Catedral y San Francisco y palacios como el Torre Tagle, así como la Casa de Aliaga.
El Centro Histórico de Lima fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1988; esto, debido al trabajo realizado por el Patronato de Lima, organización sin fines de lucro creada y presidida en ese momento por Eduardo R. Arrarte, fundador de LimaTours.
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