En el norte del Perú se pueden encontrar los complejos arqueológicos más impresionantes del país. Así que un escape a esa zona promete cultura, aunque, ya que estamos allí, también playa, naturaleza y muy buena comida. Entre los valles Moche, Chicama y Virú se desarrolló la cultura Moche durante los siglos III al VIII d.C. Ellos fueron los creadores de los famosos huacos retrato y también quienes construyeron la Huaca de la Luna y la Huaca del Sol, que destacan por sus frisos.
Del siglo XII al XV d.C., en el auge de la cultura Chimú, extraordinarios orfebres y agricultores edificaron extensas redes de acueductos que tuvieron como capital Chan Chan, monumental metrópoli de adobe, la más grande de América prehispánica y segunda en el mundo. Los incas conquistaron esta zona recién en el siglo XIV.
De todas esas culturas han quedado diversos testimonios arqueológicos, además de los antes mencionados. El Señor de Sipán fue hallado en el Complejo Arqueológico Huaca Rajada, en Lambayeque, en 1987; asimismo, la tumba de una sacerdotisa en San José de Moro, Chepén, e igualmente, el complejo El Brujo en Magdalena de Cao.
Mención aparte merece la Señora de Cao, un descubrimiento comparable con el del Señor de Sipán y que cambió la historia, pues se pensaba que solo los hombres habían ejercido altos cargos en el antiguo Perú. La Señora de Cao habría sido gobernante en la sociedad teocrática del valle del río Chicama. Su tumba, hallada en la huaca de Cao Viejo, se encuentra en el complejo arqueológico El Brujo, en La Libertad. Hay una sala de exhibición especial donde se puede ver la momia y los implementos que se encontraron en su tumba.
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